Mostrando entradas con la etiqueta Crímenes de la iglesia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Crímenes de la iglesia. Mostrar todas las entradas

lunes, 22 de marzo de 2010

Casas especiales para curas que han pecado

Leí esta nota en el Universal y me quedé en shock: ¿cómo es posible que curas pederastas, que son criminales, sean tratados con tanta preferencia frente a pederastas y violadores que no llevan sotana? la LEY SE DEBE DE APLICAR A TODOS POR IGUAL. No importa quiénes sean, deben de afrontar las consecuencias de sus actos. Esto es ridículo, que los perdone su dios cuando se mueran o si no, que se vayan al infierno, pero aquí en la Tierra, deben de ser procesados. Entiendo el que les den "tratamiento y terapia" pero eso se lo puedes dar mientras esté en una ¨casa especial" con barrotes también...

En estos centros los religiosos buscan curar sus adicciones, depresiones y filias sexuales

NATALIA GÓMEZ
natalia.gomez@eluniversal.com.mx
El Universal
Lunes 22 de marzo de 2010

La Iglesia no es una sociedad de virtuosos, sino un hospital de pecadores en proceso de rehabilitación”. Esta frase del escritor inglés de inicios del siglo XX Gilbert Chesterton podría ser retomada y colocada a las puertas de las tres “casas de recuperación” que la jerarquía católica mexicana mantiene, ahí auxilia a sacerdotes que han caído en alcoholismo, drogadicción, ruptura del voto de castidad, homosexualidad y abuso sexual.

Casa Alberione, en Jalisco, Fundación Rougier en el estado de México y Casa Damasco en el Distrito Federal, son los espacios donde los curas son internados e intentan luchar contra sus adicciones, alteraciones emocionales y también sicológicas.

“Son casas de acompañamiento de sacerdotes cansados o en situación difícil que necesiten un tipo de apoyo sicológico, no son lugares para encubrir a delincuentes”, dice Julián López Amozurrutia, rector del seminario mayor en Tlalpan. Pero si se les acusa de pederastas “por ética y mientras se comprueba su culpabilidad, no se le abandona por más desalmado que sea y se le recibe en estos espacios”, dice Manuel Corral, secretario ejecutivo de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

En medio de la polémica sobre sacerdotes pederastas en México y el mundo, EL UNIVERSAL entrevistó a los encargados de Fundación Rougier y Casa Damasco, quienes platican el fin y funcionamiento de los centros, de manera especial la atención que reciben los sacerdotes vinculados a casos de abuso sexual a menores.

Sin querer profundizar en los números, el padre Javier Estrada, responsable de Casa Damasco, fundada en 2001 y atendida por las Discípulas del Divino Maestro, reconoce que por este centro han pasado curas involucrados en casos de pederastia.

“Sí hemos tenido casos, en los que, mientras se prueba ante autoridades eclesiásticas si el sacerdote es culpable o no, precautoriamente se le provee de ayuda terapéutica”, explica el padre.

Se buscó, sin obtener una respuesta, al hoy obispo de la diócesis de Orizaba Marcelino Hernández, pues él de profesión sicólogo, fue el promotor de Casa Damasco y de un proyecto llamado Génesis, consistente en la atención integral a los curas.

Sacerdotes en recuperación

Monseñor Hernández se negó a hablar, a pesar de ser responsable de la Dimensión del Clero en la CEM, área que atiende cuestiones relacionadas con la vocación y desempeño ministerial.

Estrada explica que la duración de los tratamientos en general, pagados por los curas y si es necesario con el apoyo del obispo de la diócesis, va de tres a seis meses. Luego de este periodo el paciente abandona la clínica, pero se le hace un seguimiento periódico, que en los casos de mejoría evidente se le sugiere ir a consulta cada seis meses.

¿Pero los sacerdotes se recuperan?, se le pregunta. “Depende del caso, el porcentaje de reintegración que tenemos a la vida ministerial es de 86% y en los casos que se detectan problemas graves se le informa al obispo y, en esos casos, él decide qué hacer con el sacerdote”, dice Estrada.

Según el sexólogo José de Jesús González cualquier adulto puede, con un acto de conciencia, regular sus impulsos y no volver a erotizarse con menores.

Deja claro que a pesar de que en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales considera a la pedofilia —entendida en este caso como la excitación y actividad sexual con los niños—, como una patología, desde un análisis humanista no puede concebirse como enfermedad, pues se le quita la responsabilidad del acto a la persona.

“Los abusadores pueden argumentar: No es que quiera, sino que estoy enfermo, lo que ocasiona que los envíen a una clínica psiquiátrica y no a la cárcel”, agrega Laura Martínez, fundadora y directora de la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (Adivac).

Ubicada en la calle de Carteros número 55 en la colonia Postal, Casa Damasco, tiene sicoterapeuta, siquiatra, médico internista, talleres de desarrollo humano y control de adicciones, un grupo de Alcohólicos Anónimos y profesor de educación física.

Una estructura similar tiene la Fundación Rougier, ubicada en el kilómetro 31 de la carretera México-Pachuca en la Hacienda Ojo de Agua y creada en 1994 por los Misioneros del Espíritu Santo.

“Hemos atendido a sacerdotes con desajustes emocionales de preferencia sexual, filias y fobias, pero no aceptamos a personas que tengan denuncias de pederastia hechas en el ámbito civil”, dice el padre Gonzalo Martínez, de Fundación Rougier.

El especialista en religión Bernardo Barranco asegura que habitualmente las denuncias de abuso sexual se hacen ante autoridades eclesiásticas y no en tribunales civiles. Esta dinámica permite a los jerarcas, a fin de no difundir el desprestigio de los integrantes de la iglesia católica, negociar con los familiares de las víctimas. Muy pocas veces, asegura, el caso se lleva al Tribunal Eclesiástico en el Vaticano.

El proceso de investigación

En ese lapso, el acusado puede ser enviado a una de esas casas, que para Barranco no sirven de mucho para solucionar el problema, pues la cuestión está en eliminar ese fuero religioso que existe en la práctica. “Al parecer con el mensaje del papa Benedicto XVI respecto a los abusos sexuales, se deja claro que la etapa de encubrimiento en la Iglesia católica pasará a la historia”.

El padre Estrada explica que cuando un agredido denuncia a un sacerdote con la jerarquía, el obispo hace una investigación, tiempo durante el cual el cura puede ser retirado de su ministerio, pero al mismo tiempo llevar a cabo una terapia en las casas de rehabilitación. Este hecho, dice, no influye en la decisión final de su culpabilidad. Durante ese proceso interno se presupone que se debe instar a las personas afectadas a hacer la denuncia civil.

“Si en determinado momento el sacerdote se le encuentra culpable, el caso se remite a la congregación de la doctrina de la fe en Roma con la información de la investigación y ellos deciden la sanción se le da al padre. Si es culpable se le suspende definitivamente de su ministerio”.

En un informe de 2009, montado en su página de internet, Fundación Rougier señala que en los últimos 10 años ha recibido a 490 sacerdotes para realizar su proceso de rehabilitación durante tres meses.

“Indudablemente toman conciencia de su situación y aprenden a manejarla. Rediseñan su vida y de cualquiera que sea el elemento que los afecte en su entorno personal. Las recaídas dependen del seguimiento y de que la persona asuma las herramientas para mantenerse en contención de su impulsividad”.

El padre Gonzalo Martínez informa que los tres grandes problemas por los que se atienden a los sacerdotes son: adicciones, problemas de depresión y desajustes emocionales (en este último punto se inscriben filias sexuales). La capacidad de atención en esta casa es para 20 personas, pero para una ideal atención 15 son suficientes, número con el que trabajan.

El padre Ricardo Roqueñí, responsable de la Casa Alberione en Tlaquepaque, Jalisco, dijo no estar autorizado para hablar del tema. Pero en una investigación hecha por EL UNIVERSAL en 2002, se logró entrar a esta casa, manejada por los misioneros del Espíritu Santo, por la que, luego de 12 años de su fundación, habían pasado 550 sacerdotes.

Por ser únicas en su tipo de América Latina, estas tres casas reciben a ministros nacionales y extranjeros. Los modelos de donde fueron replicadas se encuentran en Estados Unidos y Canadá. Las solicitudes de este diario para realizar un recorrido al interior de Damasco, Rougier y Alberione fueron negadas con el argumento de no alterar la tranquilidad y poner en riesgo el anonimato de los hospedados.

Consulta ambulatoria

Lo cierto es que a estas casas de rehabilitación se agregan los esfuerzos recientes de la Arquidiócesis de Monterrey con una clínica de consulta ambulatoria de atención sicológica para los sacerdotes. Este espacio de atención que pertenece al centro vocacional, es liderado por el padre Armando de León, doctor en sicopatología sacerdotal.

El padre Manuel Corral, asegura que no existe desde la Conferencia del Episcopado Mexicano un impulso por la creación de estas casas, pues esta tarea corresponde a las diócesis. Resalta que el mayor número de internados en estas casas son por casos distintos al de pederastia, pues asegura que en los últimos 10 años no se han comprobado más de 25 casos de este tipo.

“No encubrimos a nadie y si la justicia civil encuentra culpable al sacerdote, los obispos no se oponen a que pague su condena, mientras las autoridades eclesiásticas inician el proceso de convertir en laico al agresor”.

Corral anuncia que la próxima semana estará editado un prontuario o manual del arzobispo emérito de San Luis Potosí Arturo Simansky que contendrá, puntos clave, similar al emitido por la Arquidiócesis de México hace algunos años, de cómo los obispos deben manejarse ante casos de abusos sexuales desde el inicio hasta su conclusión.

“Sin justificar los casos de abuso sexual, habrá que poner atención en el interés de fuerzas poderosas y ocultas, que acusan a la iglesia de institución abominable y corrompida por algunos casos de pederastia, cometidos hace más de 20 años y descubiertos recientemente, y que sin duda se maximizan”, dice Corral.

Iglesia admite errores en casos de pederastia

En el semanario “Desde la fe” afirma que no hay complicidad

María de la Luz González
El Universal
Lunes 22 de marzo de 2010
luz.gonzalez@eluniversal.com.mx

La Arquidiócesis Primada de México reconoció que ha habido errores en el manejo de los casos de pederastia al interior de la Iglesia católica por parte de algunas autoridades eclesiásticas, pero no complicidad con un delito que avergüenza y preocupa a la institución.

En un artículo publicado en el semanario católico Desde la fe, órgano de información de la Arquidiócesis, el presbítero Mario Ángel Flores Ramos dice que, ante la evidencia de los abusos de sacerdotes a menores, no puede minimizarse el problema.

“No tiene sentido reaccionar ante estos hechos vergonzosos diciendo que en otras instituciones se han dado (los abusos) en mayor cantidad, o que la mayoría de los señalamientos sucedieron hace ya muchos años, como si el tiempo borrara la gravedad de estos delitos”, afirma.

Agrega que no puede justificarse “ninguna tolerancia ni encubrimiento por una malentendida prudencia, que de realizarse sería no sólo inmoral sino criminal”.

El hecho de que algunos de estos abusos se hayan dado en el ámbito de los religiosos, que debería ser el más exigente en los valores morales y el desarrollo espiritual, “basta para llenarnos de vergüenza y preocupación”.

Sin nombrarlo, el artículo alude así a las declaraciones del vocero del Vaticano, Federico Lombardi, quien el 19 de marzo pasado aseguró que los casos de abuso se dan no sólo en la Iglesia católica, sino en diversos ámbitos de la sociedad, y centrar las acusaciones en la Iglesia distorsiona la perspectiva del problema.

El texto del semanario Desde la fe aclara que la pederastia no es sólo un pecado contra el voto de celibato sacerdotal, ni mucho menos debilidades menores, “sino verdaderos crímenes” que, con toda razón, la justicia califica como delitos graves y la moral como pecados deplorables.

“Nadie, en su sano juicio, puede pretender justificar estos hechos, mucho menos la Iglesia, que los considera como ha dicho el papa Benedicto XVI ‘crímenes atroces’”, afirma el autor del artículo, al retomar la carta pastoral sobre el tema que envió el Sumo Pontífice a los católicos de Irlanda y del mundo el 19 de marzo.

En la carta, el Papa afirma que los sacerdotes pederastas deben responder no sólo ante Dios, sino también ante la justicia civil, e invita a quienes han sucumbido ante tan graves acciones, al arrepentimiento, la curación.

El semanario destaca la postura del Pontífice en torno al “problema que ha afrontado de manera enérgica, de cara a la opinión pública”, y “sin pretender ocultar la gravedad de los hechos, ya que son un crimen”.

Como ejemplo de ello, cita el caso, sin mencionar su nombre, del sacerdote Marcial Maciel, y la decisión del Papa que “cesó de manera fulminante al fundador de los Legionarios, invitándolo a la oración y la penitencia para salvación de su alma”.

Molestia en Irlanda por carta del Papa

Los grupos de víctimas de abuso por parte de religiosos reclamaron que Benedicto XVI haya omitido responsabilizar a la cúpula de la iglesia por las violaciones

La carta pastoral a los irlandeses del Papa Benedicto XVI continúa levantando hoy ampollas entre la sociedad de este país por su fracaso al abordar aspectos claves de los abusos sexuales contra menores cometidos por sacerdotes católicos en la isla.

La misiva, publicada por el Vaticano hace dos días, fue leída en todas las misas oficiadas este domingo en las iglesias de la República de Irlanda e Irlanda del Norte, coincidiendo con la confesión del obispo de Clogher, Joseph Duffy, quien reconoció haber ocultado los abusos de un sacerdote en su diócesis de Enniskillen (Irlanda del Norte) en 1989.

La admisión de Duffy sigue a las efectuadas en el mismo sentido la pasada semana por el obispo de Derry, Seamus Hegarty, y el primado de la Iglesia Católica irlandesa, el cardenal Séan Brady, quienes, no obstante, se han negado a dimitir a menos que se lo pida el propio Papa.

En este sentido, el principal partido de la oposición en el Parlamento de Dublín, el conservador Fine Gael, volvió a denunciar hoy la "interferencia" de la Santa Sede en los asuntos internos de un Estado soberano al negarse a cooperar con las autoridades que investigaron los abusos sexuales.

Un portavoz de esa formación recordó hoy que el arzobispo Giuseppe Leanza, nuncio del Papa en Irlanda, entorpeció el trabajo de la Comisión Investigadora sobre Abusos a Menores que publicó el pasado noviembre el llamado "Informe Murphy".

Aquel texto reveló que la Iglesia Católica irlandesa gozó de inmunidad durante décadas para ocultar, en connivencia con el Estado, los abusos sexuales contra menores cometidos por curas de la diócesis de Dublín, la más importante del país.

Después de seis años de investigación, la Comisión lamentó la falta de cooperación del Vaticano, a pesar de que lo solicitó por escrito en 2006 a la Congregación para la Doctrina de la Fe, institución que presidió el propio Papa Benedicto XVI, entonces cardenal Joseph Ratzinger.

Además de señalar a varios obispos y obispos auxiliares como responsables de los encubrimientos, el informe reveló que la Congregación para la Doctrina de la Fe no respondió a las solicitudes porque, según ésta, no "seguían los apropiados conductos diplomáticos", a pesar de que Leanza ha reconocido que recibió de la Comisión varias cartas, extractos del documento e información concreta sobre un supuesto sacerdote pederasta.

"No consideramos aceptable que el Vaticano use su autoridad eclesiástica para interferir en los asuntos internos de este estado y que invoque los protocolos diplomáticos cuando le convenga, que oculte información a una comisión gubernamental", recalcó el portavoz de Asuntos de Infancia del Fine Gael, Alan Shatter.

Los grupos de víctimas volvieron a declararse hoy decepcionados por la Carta papal, en la que el Papa, dicen, se olvida de la responsabilidad del Vaticano y de la jerarquía católica irlandesa en los abusos sexuales de menores al dirigir principalmente sus críticas hacia los curas de bajo rango.

Otra víctima de los abusos, Michael O'Brien, opinó hoy que Benedicto XVI no entiende la magnitud del problema cuando en su epístola propone a los católicos irlandeses que durante los próximos doce meses ofrezcan el ayuno, las oraciones y las obras de misericordia para la renovación de la Iglesia de ese país