El erotismo afecta a toda la sociedad, inclusive a la Iglesia y los sacerdotes, coincidieron los obispos Samuel Ruiz García y Raúl Vera.
“La cultura del erotismo afecta a toda la sociedad y como consecuencia a los sacerdotes, que están inmersos en ella”, expuso Ruiz García, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas.
Vera, titular de la diócesis de Saltillo, incluso propuso una pastoral que atienda ese asunto.
Estas declaraciones ocurren un día después de que el obispo Felipe Arizmendi señaló que los libros de texto de la SEP incitan al “libertinaje sexual”, ya que transmiten “sólo información genital” y omiten una guía moral sobre el tema.
Tras inaugurar el tercer Encuentro Nacional de Defensoras y Defensores de Derechos Humanos, Ruiz García, considerado un clérigo progresista que incluso fungió como mediador en el conflicto de Chiapas entre el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y el gobierno federal, indicó que ante las fallas internas que ha presentado la Iglesia se deben rechazar las conductas no aceptables y denunciar sin importar quién sea el implicado.
Las diócesis de México, añadió, están trabajando sobre las acusaciones de pederastia y no esperan a que el Papa se encargue.
Por su parte, Vera, quien también ayudó al proceso de paz en el conflicto chiapaneco y también está identificado con el progresismo católico, señaló que ante el erotismo presente en la sociedad, la Iglesia debe emprender acciones que influyan en la transformación social y en todo aquello que daña al ser humano.
El tema del erotismo, añadió, “se diversifica en distintas líneas, y una de ellas tiene que ver con un negocio que es muy dañino, debido a que se pierde el respeto al cuerpo humano y se les pierde el respeto a los niños para utilizarlos en el negocio de la prostitución y la pornografía”.
Este negocio, continuó, “comercia con la vida y el cuerpo humano, y es el deber de la Iglesia generar un trabajo pastoral que permita tener una dimensión de la dignidad del ser humano”.
Argumenta Lujambio
El secretario de Educación, Alonso Lujambio Irazábal, comentó respecto del aserto de Arizmendi que, “sin herir ninguna susceptibilidad”, la dependencia es la que tiene la obligación de establecer los parámetros de enseñanza como lo marca la Constitución y con base en argumentos científicos.
En los libros de texto de quinto y sexto de primaria se pretende enseñar a los niños a reconocer los cambios físicos que se enfrentan durante la adolescencia y pubertad, dijo.
“La Secretaría de Educación Pública está obligada, por disposición de nuestras normas, a informar a niñas y niños de quinto y sexto de primaria sobre su anatomía y sobre los cambios que la madurez y el crecimiento producen en su anatomía.”
Los libros sólo abordan la sexualidad humana en uno de los bloques del programa de estudios, pero el resto de los contenidos se refieren a otros temas.
En el de quinto, en el bloque 3 correspondiente a la diversidad humana, después de explicar el sistema nervioso y glandular, se abordan las diferencias entre los hombres y las mujeres.
En dos de las 32 lecciones, se explica a los alumnos de 11 años que las diferencias entre los niños y las niñas se hacen más notables a partir de la adolescencia. Se explica el funcionamiento de los genitales y la menstruación.
Sobre esto último, se explica a los estudiantes las medidas de higiene para evitar infecciones.
En lo referente a la maduración sexual de los niños se enseñan los órganos sexuales y se explica la función de los espermatozoides y para que éstos puedan salir junto con el semen “el pene aumenta de tamaño y se pone duro. A esto se llama una erección”. También se habla sobre los “sueños húmedos” como un “fenómeno natural”.
En el bloque tres del sexto grado, correspondiente a la “adolescencia: cambios y responsabilidades”, se incluyen cuatro lecciones: cambios hormonales, la coordinación y defensa del cuerpo humano, la reproducción humana, y la prevención de infecciones de transmisión sexual: VIH-sida.
Se explica que las relaciones sexuales son “una manera muy importante de expresar los sentimientos amorosos entre los adultos que forman una pareja”.
Ratzinger pide rezar por la Iglesia
El papa Benedicto XVI solicitó ayer plegarias para la Iglesia, día en que cumplió los 83 años. En breves declaraciones en que agradeció al grupo por su apoyo a las misiones y obras caritativas en el mundo, el Papa hizo una referencia indirecta a la crisis del abuso sexual que conmueve a la Iglesia católica.
“En estos días les pido que oren por las necesidades de la Iglesia universal” para que pueda recibir renovada “santidad, unidad y celo misionero”, dijo Benedicto.
El Vaticano no celebra oficialmente los cumpleaños de los pontífices. Pero el lunes —en el quinto aniversario de la elección de Benedicto como Papa—, los cardenales que viven en Roma le ofrecerán un almuerzo en una sala del palacio papal.
Sus médicos dicen que el pontífice está en buen estado para su edad. Pero a medida que la crisis de abusos sexuales sacude a la Iglesia, Benedicto se ha visto pálido y demacrado.
La Fundación Papal, una organización católica estadunidense que recauda fondos para la red papal de caridad, presentó al pontífice un voluminoso pastel durante su visita anual a Roma y entonó el “Feliz cumpleaños” en inglés.
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