Opinión personal y anécdota

Definitivamente mucho depende del medio en el que uno se desenvuelve, pero al final quién tiene la desición es uno mismo. ¿Por qué alguien se vuelve ateo? Ya Orlando dio algo de su definición, pero ¿cuáles son las causas que llevan a que uno a decidir romper con una idea o más bien creencia tradicional? Los niños por su inocencia e ingenuidad aceptan sin cuestionamiento las ideas preconcebidas de sus padres y como son su modelo a seguir, lo toman como una verdad absoluta. Es algo natural, nuestra especie no hubiera sobrevivido sin ese comportamiento. Es típico que en una conversación de niños, que uno presuma que su papá sabe todo, que es el mejor, etc. Lo cual es normal desde luego, ya que el niño confía 100 % en lo que sus padres le dicen. Así que si ellos le dicen que hay un dios (sea cuál sea su nombre), que hay que ir a rendirle culto a la iglesia, templo o Hermita, el niño lo hará sin titubeos. Eso lo digo por experiencia desde luego.

Al menos en mi caso, mi Mamá es la que siempre ha sido devota y quién nos llevaba a mis hermanos y a mí. Y todo iba bien, pero con el paso del tiempo noté que algo no encajaba: mis hermanos y mi Papá ya no iban y el comportamiento en general de las personas era muy diferente dentro que fuera de la iglesia. Y empezaron las dudas: ¿Por qué no vienen si es tan importante salvar sus almas?, recuerdo que mi Mamá me dijo que la ostia purificaba el alma y yo la tomaba y me sentía tranquilo. Pero ¿porqué los demás niños que la tomaban no les funcionaba? Deberían de dejar de hacer travesuras-pensaba; ¿Por qué no toda la gente comulga?

Tiempo después me percaté que mi curiosidad molestaba a mis papás. Cuando preguntaba algo me decían a veces que no sabían o que no preguntara. Primero recuerdo haber pensado que estaba mal preguntar y dejé de hacerlo, pero mi curiosidad me superó y seguí haciéndolo. Nunca pensé que fuera algo dañino hacerlo y desde luego menos ahora. Una de esas veces recuerdo muy bien es cuando mi Papá me dijo que no hiciera preguntas ilógicas. Desde luego que yo no sabía siquiera el significado de esa palabra. Pero así fue, no volví a hacerlo y comencé a buscar mis propias respuestas. Ahora veo atrás y pienso que no era en sí el preguntar lo que los llegó a agobiar, si no más bien la frustración de no saber la respuesta.

Cuando llegue el momento, espero tener las respuestas a las preguntas que me hagan mis hijos y aunque no las sabré todas, trataré de alentarlos a que indaguen e investiguen sobre sus propias dudas para que tomen sus propias desiciones, ya que pocos sentimientos se comparan al asombro y fascinación que se experimenta al descubrir algo nuevo.

Por último, una anécdota que me contó una de mis hermanas:
Ella y su hija de 3 años (mi sobrina) estaban viendo el ocaso, y en un momento de apreciar lo espectacular de los rayos del sol previo a ponerse, le dice mi hermana: ¨mira qué bonitas las cosas que hace diosito” y mi sobrinita le contesta: “no mami, es solo el sol”.

Adoro a los niños.